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La regulación gubernamental tiene un impacto profundo en el sector de los metales y la minería. Los procesos de concesión de licencias prolongados provocan retrasos importantes en la creación de nuevos proyectos mineros. El tiempo promedio para obtener los permisos necesarios para una nueva mina en los Estados Unidos es de siete a diez años.

Las empresas mineras deben obtener la aprobación de varios niveles de gobierno (local, del condado, estatal y federal) antes de embarcarse en un nuevo proyecto. Numerosas agencias gubernamentales pueden estar involucradas en cada uno de estos niveles. Los gobiernos tribales, las ONG y el público en general también participan a menudo en los procesos.

Algunas de las agencias federales que deben aprobar proyectos mineros incluyen la Oficina de Administración de Tierras (BLM), el Servicio Forestal de los Estados Unidos, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Más de tres docenas de leyes y regulaciones ambientales federales afectan la minería. La mayoría de las minas nuevas están sujetas a la Ley de Política Ambiental Nacional (NEPA), que requiere una declaración de impacto ambiental extensa. La Ley de Aire Limpio regula las emisiones y los contaminantes al aire. La Ley Federal de Gestión y Política de Tierras protege las tierras federales de la degradación. La Ley de Agua Limpia y la Ley de Agua Potable Segura regulan la calidad de las inyecciones de agua superficial y subterránea en los acuíferos. Además, existen leyes federales que rigen la eliminación de desechos sólidos y sustancias potencialmente tóxicas. La Ley de especies en peligro de extinción también requiere planes de protección para cualquier animal o planta que pueda verse afectado.

Algunos de los permisos más comunes requeridos por los gobiernos estatales se relacionan con la calidad del aire y el agua. Las jurisdicciones y los condados locales tienen zonas separadas para la zonificación y el uso de la tierra. En muchos casos, el aporte extenso del público es parte del proceso.

Las declaraciones de impacto ambiental, los estudios de factibilidad y otros documentos necesarios para producir una empresa minera cuestan millones de dólares y tardarán varios años en completarse. Un informe de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno de EE. UU. (GAO) encontró que el tiempo promedio para completar una declaración de impacto ambiental en 2012 fue de 4.6 años. Los datos del gobierno y los expertos técnicos revisan todos los datos presentados por la empresa minera durante los procesos de obtención de permisos.

Un ejemplo actual de un proyecto minero retrasado es la mina de cobre Rosemont propuesta cerca de Tucson, Arizona. Desde 2007, Hudbay Minerals y su predecesor, Augusta Resources, han estado buscando la aprobación para una tercera mina más grande en los EE. UU., Que produce 243 millones de libras de cobre. La compañía se sometió a un proceso NEPA plurianual, realizó estudios de impacto ambiental y económico y elaboró ​​un plan integral de recuperación de agua. La mina Rosemont Copper aún está esperando permisos y permisos adicionales antes de que pueda comenzar a operar.

Las razones típicas de las demoras en los permisos son la burocracia y los litigios gubernamentales. Los grupos ambientalistas a menudo presentan una demanda contra las nuevas operaciones mineras propuestas. Cuando esto sucede, la empresa minera debe dedicar importantes recursos y tiempo para llevar el caso ante los tribunales.