Las fusiones inversas (a veces denominadas adquisiciones inversas o OPI inversas) suelen ser la forma más apropiada y rentable para que una empresa privada con acciones que no están disponibles para el público cotice en una bolsa de valores pública. Antes de que aumentara la popularidad de las fusiones inversas, la gran mayoría de las empresas públicas se crearon mediante el proceso de licitación pública inicial (OPI).
En una fusión inversa, una empresa privada activa toma el control y se fusiona con una empresa pública inactiva. Estas empresas públicas inactivas se conocen como «sociedades fantasma» porque rara vez tienen activos o patrimonio neto que no sean los que hayan pasado previamente por una oferta pública inicial o un proceso de presentación alternativo.
Una empresa puede tardar desde unas pocas semanas hasta cuatro meses en completar una fusión inversa. En comparación, el proceso de salida a bolsa puede llevar entre seis y 12 meses. Una oferta pública inicial típica es un proceso más complejo y suele ser mucho más caro, ya que muchas empresas privadas emplean un banco de inversión para suscribir y comercializar las acciones de la próxima empresa pública.
Las fusiones inversas permiten a los propietarios de empresas privadas mantener una mayor propiedad y control de la nueva empresa, lo que podría verse como un gran beneficio para los propietarios que buscan obtener capital sin diluir su propiedad.
Beneficios de la fusión inversa
En la mayoría de los casos, una fusión inversa es un mecanismo para convertir una empresa privada en una entidad pública sin la necesidad de nombrar un banco de inversión o reunir capital. En cambio, la empresa tiene como objetivo cosechar los beneficios fundamentales de ser una empresa que cotiza en bolsa, incluido el disfrute de una mayor liquidez.
También puede existir la oportunidad de aprovechar una mayor flexibilidad con opciones de financiamiento alternativas al operar como una empresa pública.
El proceso de fusión inversa suele depender menos de las condiciones del mercado. Si una empresa ha pasado meses compitiendo por una oferta propuesta a través de los canales de salida a bolsa tradicionales y las condiciones del mercado se vuelven desfavorables, puede impedir que se complete el proceso. El resultado es una pérdida de tiempo y esfuerzo. En comparación, una fusión inversa reduce el riesgo, porque la empresa depende menos de la obtención de capital.
La idoneidad y el menor costo del proceso de fusión inversa pueden ser beneficiosos para las empresas más pequeñas que necesitan capital rápido. Además, una fusión inversa permite a los propietarios de empresas privadas conservar una mayor propiedad y control de la nueva empresa, lo que podría verse como un gran beneficio para los propietarios que buscan obtener capital sin que su propiedad se diluya. Para los administradores o inversores de empresas privadas, la opción de fusión inversa podría verse como una opción estratégica atractiva.
Consideraciones Especiales
Uno de los riesgos de la fusión inversa se deriva de las posibles incógnitas que la corporación fantasma aporta a la fusión. Hay muchas razones legítimas para una corporación fantasma, como facilitar diversas formas de financiamiento y permitir que las grandes corporaciones trabajen en el extranjero.
Sin embargo, las empresas y los particulares utilizan las sociedades fantasma para diversos fines ilegítimos. Esto incluye todo, desde la evasión de impuestos, el lavado de dinero y evitar los esfuerzos de aplicación de la ley. Antes de que se finalice la fusión inversa, los gerentes de la empresa privada deben investigar a fondo la corporación fantasma para ver si existe la posibilidad de traer responsabilidades futuras o vínculos legales a la fusión.